miércoles, 31 de diciembre de 2014

La iglesia Católica a partir del Concilio Vaticano II realizado en 1959, integró más a fondo el término laico que refiere a las personas bautizadas. Se podría decir que  como sustantivo, sirve para referirse a un cristiano que ejerce su misión religiosa fuera del ámbito clerical, pero con las condiciones antes referidas. Los laicos son miembros de la Iglesia, cuerpo de Cristo. Su Santidad el Papa Benedicto XVI dijo a los laicos “Particularmente, confirmo la necesidad y la urgencia de la formación evangélica y del acompañamiento pastoral de una nueva generación de católicos comprometidos en la política, que sean coherentes con la fe profesada, que tengan rigor moral, capacidad de juicio cultural, competencia profesional y pasión de servicio hacia el bien común ” esas son algunas características esenciales de la vida de un laico que tenga sentido de pertenencia con lo hace y con lo que dice.

De igual modo todos los laicos están llamados a vivir una vida con olor a santidad para que así puedan ser testimonios indelebles de una sociedad marcada por inmoralidades y vicios que conllevan a la perdición. Porque la palabra de Dios nos dice "santificados en Cristo Jesús, estamos llamados a ser santos" (l Co 1,2). Es una tarea que todos debemos alcanzar conseguir con la gracia de la oración.  

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